Dime algo que me emocione… aunque sea en inglés, y lo aprenderé.
Aún no te conozco pero vas a ser mi maestra o mi maestro de inglés.
No sé qué es el inglés, ni siquiera sé que la lengua que hablo se llama español, castellano o andaluz; pero sí sé que si mi madre y mi padre no se hubieran emocionado con mis primeros balbuceos, si con ellos no hubiera conseguido comunicarme, yo ahora no hablaría, ni sabría tanto de cómo se aprende una lengua.
Si de verdad quieres que te entienda no me lo pongas muy difícil, no me líes usando dos lenguas a la vez, no me pidas que aprenda que rojo en inglés se llama red, soy muy listo pero no sabré de qué me hablas.
No me distraigas coloreando fichas. Habla la lengua en la que quieres que nos comuniquemos, parte de lo que yo puedo entender, soy muy pequeño pero no tonto y si no consigues que me sineta importante, perderé mi interés por ti y me dedicaré a otra cosa.
Tengo una gran necesidad de aprender porque quiero ser aceptado y querido. Si consigues que te entienda y me facilitas que te hable en tu lengua, me sentiré capaz de hablarla. Reconóceme como tu interlocutor y permíteme que te vaya sorprendiendo con mis producciones desde el primer día.
Te voy a querer, quiéreme tú a mí, emociónate con lo que te diga y aprenderé lo que pretendes enseñarme.
… que mis alumnos se emocionen con lo que hago y hacemos.
… saber que no estoy sola, otras maestras tienen las mismas inquietudes que yo.
… que mi trabajo sea útil, que sirva para algo.
… aprender, aprendo todos los días.
… que mis alumnos aprendan, ayudarles a descubrir lo que aún no saben.»
Voy a entrar en tu clase, te voy a hablar porque quiero saber quién eres, cómo eres. Quiero que sepas que me importas, que yo sin ti como maestra no existo, no puedo hacer nada.
La lengua que utilice para establecer este contacto contigo, no es tan importante como cuál es mi intención, y cómo me las arregle para que tú te puedas enterar, de mi intención, hablo. Y como encima te voy a hablar “raro” estaremos los dos mucho más pendientes de lo que pasa.
¿Y…qué puede pasar?
Cuento con tu espontaneidad, con tu falta de prejuicios, con tu desinhibición para expresar tus sentimientos. Si no te “toco” te voy a perder en pocos minutos; pero también cuento con tu curiosidad, con tu necesidad de ser reconocido, aceptado, de tu inquietud por aprender, de ser valorado en los esfuerzos que realizas, de ser al fin y al cabo querido. Sé que te vas a esforzar para que esto ocurra.
También sé que como nuestro contacto individual se va a dar estando ambos inmersos en un grupo, las influencias del mismo, buenas y malas, también van a contar y mucho. Los demás con sus reacciones te van a abrir o a cerrar puertas. Si todo se va desarrollando como deseo, viendo a los demás aprenderás tanto o más que lo que tú solo puedas descubrir, de lo bueno y lo malo, insisto. Como grupo vais a seguir lo que las propuestas individuales produzcan, y las propuestas que escuchéis van a sugeriros nuevas propuestas individuales que comprobaréis cómo funcionan en el grupo. Todo ello sabiendo que lo más importante para vosotros va a ser la aceptación de cada uno por los demás.
¡Vaya responsabilidad para nosotras las maestras! Es muy difícil conducir todo este revoltijo de emociones sin poder además reflexionar verbalmente con vosotras y vosotros. Tenemos que ejercer nuestra función con la práctica, respondiendo a vuestras propuestas individuales, dándoos dentro del grupo las pautas de lo que se puede hacer o no, porque si no lo hacemos… será el propio grupo el que las irá marcando.
Volvamos al inglés, estábamos en que me ves, te muestro mis intenciones hablando con palabras que oyes por primera vez y compruebas que combinando algunas de ellas consigues que nos comuniquemos. Me emocionas al decirlas, y por ello te sientes reconocido y querido, las repites y compruebas que ocurre lo mismo y también les pasa esto a tus compañeros. Juntos empezamos a construir una serie de rituales que te dan confianza, necesitas saber un poco lo que va a suceder, pero sobre todo necesitas que lo que suceda esté a tu alcance, que lo puedas entender para que te permita ampliar lo que ya sabías. No se aprende nada de cero, he de partir de lo que ya sabes para ampliar tu conocimiento, respetando tu ritmo, ni muy rápido ni excesivamente lento porque te aburrirías y perderías el interés.
Tú ya sabes mucho acerca de cómo se aprende una lengua porque hace muy poco que has aprendido a hablar. Si consigo acercarme a la manera en que lo has hecho, seguro que vas a reconocer el procedimiento que ya conoces.
Has de ser el protagonista de lo que dices. He de aprovechar desde el primer día tu poder intuitivo y creador. Sé que en cuanto escuches lo que te diga, si te animo a que vayas intentando decir tus cosas, si escucho tus intentos y parto de ellos lograremos, hacerlos útiles. Tendré que ayudarte a que te des cuenta de que los intentos comunicativos de tus compañeros te abren caminos que tú sólo tardarías más en encontrar. Potenciaré que vayas haciendo hipótesis que se irán o no confirmado, pero de todas ellas aprenderás, y sobre todo, irás sintiendo que eres capaz de conseguirlo.
Sé que te gusta esforzarte, que lo haces continuamente para poder conseguir lo que deseas, que muchas veces no entiendes que los demás no te entiendan. Lo llevas haciendo desde que naciste, lo necesitas para sobrevivir, por eso va a ser tan importante que yo esté abierta a verlo, que te de la oportunidad de que me lo muestres y que tenga la habilidad de poderlo ver.
Tengo que aprovechar que de pequeño, no tienes ningún problema en hacer intentos, funcionen o no, sabes que aprenderás de ellos, o que en todo caso, te lo pasarás muy bien haciéndolo. También admiro tu capacidad de oir y pronunciar sin ninguna dificultad cualquier sonido que escuches y te cause placer.
Partir de lo que ya sabes me obliga también a seguir las pautas que ya ha ido creando tu tutora en la clase, tú no lo sabes, pero incluso muchos maestros tampoco se dan cuenta de que cuando enseñamos algo, no enseñamos sólo lo que queremos, sino cómo se aprende; (incluso enseñamos, sin ser demasiado conscientes de ello, qué es, cómo es y para qué sirve la propia escuela)
Con una nueva lengua todavía se hace más evidente, no sólo enseñamos inglés sino cómo se aprende y para qué. Tengo claro que la nueva lengua que te voy a ayudar a aprender va a servir para que te comuniques, de momento conmigo, pero ya verás como van a ir viniendo a tu clase otras personas que también hablarán “raro” como yo y que también te mostrarán su interés por comunicarse contigo, y al igual que pasa conmigo también se van a emocionar con tus producciones, tu esfuerzo por acercarte a nosotros e incluso con tus inventos que en algunos casos funcionarán y te harán sentir realmente importante; y es que lo eres. Eres lo más importante en tu proceso de aprendizaje.
Te decía que como tengo claro para qué te puede servir el inglés, sé cómo tengo que trabajarlo contigo. Como bien decías, no tendría ningún sentido que te hablara en una lengua distinta a la que pretendo enseñarte, ni que usara un discurso que tú no pudieras seguir. No te preocupes sé lo que no debo hacer.
Permíteme que te ayude a que me cuentes quién eres, cómo eres; a quién quieres, cómo son ellos y ellas; qué deseas realmente; qué esperas de la escuela, de mí; de este mundo en el que vives y que ya no es el mismo que era porque ahora te tiene a ti, para bien o para mal. De ti depende.
Para ayudarte, te contaré quién soy yo, verás cómo soy, te diré cómo son las personas a quien quiero, qué es lo que realmente deseo y me importa; qué espero de la escuela, de tu clase, de tu grupo, de ti…, de este mundo en el que vivo y me gusta, y no me gusta, y trato de mejorar…, pero que ahora mismo nos tiene a ti y a mí, para bien o para mal. De nosotros depende.
Todas estas cosas nos las vamos a contar en inglés, no es porque me guste mucho, pero nos va a permitir a ti y a mí que podamos conocer y hablar con otras personas que no hablan nuestra lengua, pero que están intentando aprender inglés y que puede que tengan cosas interesantes que contarnos, o que quieran escuchar lo que tú y yo pensamos; y, tal vez entre todos, podamos mejorar o acabar de destruir nuestro mundo. De todos depende.
Mira, aprender una nueva lengua no es ni muy fácil, ni muy difícil. Como todo lo que queremos aprender, depende de lo mucho o poco que nos interese. ¿Sabes ya montar en bicicleta? Yo me acuerdo perfectamente de lo que me costó, tenía ya 13 años y me daba un miedo atroz, pero quería hacerlo, me daba pánico, pero era emocionante. Me caía una y otra vez, pero iba aprendiendo de mis errores. No cometía siempre los mismos, cada vez uno nuevo y así, poco a poco, con esfuerzo y con ilusión lo conseguí. ¡Y qué satisfacción! Y no sólo por poder montar en bici, sino también por haberlo conseguido. ¿Te imaginas que en vez de probar, me hubiera quedado días, semanas y meses viendo cómo mis amigas lo hacían y dibujando y aprendiendo las partes de la bicicleta? ¿Crees que así lo hubiera logrado?
Con el inglés va a ser lo mismo, sólo lo aprenderán bien los que se lancen a probarlo desde el primer momento; es decir, a hablarlo. Y nos vamos a equivocar. ¿Y qué? Sabemos que así es cómo se aprende. Cada vez iremos corrigiendo nuestros errores, cometiendo otros nuevos y volviéndolos a corregir y ayudando a nuestros compañeros a que se den cuenta de los suyos, que ellos nos digan también cuáles son los nuestros y así, entre todos, lo podremos conseguir.
Y como yo soy tu maestra, deberías confiar en mí para que te guíe. Ya sé que con los tiempos que corren, no podemos depositar nuestra confianza en cualquiera, pero ya irás dándote cuenta que puedes encontrar a quién, de verdad, quiere compartir algo bueno contigo. Y cuando digo algo bueno, no estoy hablando del inglés, sino de la satisfacción que vamos a obtener, si logramos juntos demostrarnos que podemos hacerlo, y además usar inmediatamente lo aprendido para contactar con otras personas y, cuanto antes poder darnos cuenta si son o no interesantes.
Si decides confiar en mí espero no defraudarte, y si decides no hacerlo espero ganarme tu confianza; pero en ambos casos necesito que pongas de tu parte. Yo sola no puedo hacer nada por ti (y lo mismo te va a pasar a ti conmigo o con los demás) Además vas atener que confiar desde el primer momento que me veas, antes siquiera de empezar a conocerme.
Te voy a hablar desde el primer momento en una lengua que desconoces, pero lo único que desconoces son las palabras que oyes. No dejes que lo desconocido, anule tu capacidad para reconocer lo que de sobras sabes.
Todas las personas buscamos comunicarnos con los demás, y para ello, no usamos sólo las palabras, de hecho, no suponen más que un 20% de un acto comunicativo, el resto son: tus conocimientos, tus hipótesis, el contexto, los gestos corporales, la mirada, la entonación… Y de todo eso tú sabes mucho.
Además yo sé mucho de cómo facilitarte que vayas reconociendo e inmediatamente utilizando esas frases que todavía desconoces, pero que enseguida vas a conocer, e inmediatamente vas a poder utilizar para hablar de tus propias cosas…en inglés.
Así que prepara: Tu confianza en lo que ya sabes. Tu atención. Tu mucho o poco miedo a equivocarte. Tu decisión en lanzarte a hablar desde el primer momento (voy a valorar más tu esfuerzo que tus resultados). Tu esfuerzo, porque tendrás que pensar, escuchar con mucha atención sonidos y entonaciones, repetir sonidos que nos parecen extraños y hasta ridículos, repetirlos muchas veces en voz alta, darles la paliza a tus compañeros, conocidos o extraños, practicando; y tener la paciencia de escucharles a ellos, y corregiros mutuamente. Podrás con el tiempo grabar tus aciertos y los de tus amigos para ir corrigiendo tus errores.
A medida que vayas aprendiendo a escribir podrás también usar el inglés para anotar en tu cuaderno lo que dices, para recordar y consultar lo que aprendes. Escribiendo siempre sobre cosas que sean emocionantes e importantes para ti, tus compañeros, tus familiares. Aprenderás a corregir tus errores sin borrarlos para así aprender de ellos. Seguirás haciendo dibujos que cuenten de qué estamos hablando y te ayuden además a localizar la información cuando la necesites. Serás el autor de tu propio libro en inglés. Un libro lleno de cosas y sentimientos tuyos y de tus compañeros que consultarás cuando quieras recordar cómo se decía algo, pero también qué hacías y sentías en los cursos anteriores.
Con el tiempo y cuando ya puedas usarlo necesitarás un buen diccionario manejable porque tendrás la necesidad de conocer nuevas palabras que te permitan expresar lo que quieres. Entonces ya sabrás que el diccionario no te va a servir para traduciendo palabra por palabra tu lengua, comunicar lo que quieres en inglés. Conocerás, porque las habrás interiorizado al usarlas para comunicarte, las estructuras que te van a permitir hablar de cosas nuevas.
Te surgirá la necesidad de conocer cómo funciona la lengua inglesa comparándola entonces sí con la tuya propia, incluso te ayudará a entender las dificultades con las que se encuentran los que hablan inglés como lengua materna cuando quieren aprender el español. Ya no te sorprenderá que tengamos maneras distintas de decir una misma cosa, ni pensarás que unos lo digamos mejor o peor que otros.
Tu ordenador te permitirá informarte, expresarte y comunicarte con gente que hable inglés o que lo está aprendiendo como tú.
Pero sobre todo, sé que vas a buscar la aprobación de los demás, que te vas a dar cuenta de si es o no verdadera. Los demás van a ver también que tu intento ha sido fruto de un gran esfuerzo. Si te mostramos que lo vemos, si te admiramos por ello, te estamos ayudando a que veas que eres capaz de hacerlo, que tu creatividad nos interesa, que necesitamos tu voz, igual que tu necesitas la nuestra…que nos queremos .
No olvides tu constancia y las ganas de demostrarte a ti mismo que lo puedes conseguir. Te aseguro que muy pronto aumentará tu autoestima (y la mía si consigo ayudarte como espero) y, por supuesto, tu inglés que es lo que nos traemos entre manos.
En el año 2004 mi alumno Francisco Javier, que estaba en 5º curso, escribió este texto después de trabajar la canción Imagine de John Lennon. Su intención era preparar preguntas para una maestra de Irlanda que vino a visitarnos a Pinos Puente.
Cuando la vi, tuve claro que tenía que compartir lo que estaba pasando en mis clases de inglés con quien quisiera escucharlo. Esta es la presentación con trabajos de alumnos con la que empecé a mostarlo.
Unos años más tarde tuve la suerte de encontrarme con él. Este es el emocionante correo que me escribió unos días más tarde:
¡Hola Xaro!
Soy Francisco Javier, de Pinos Puente. ¡Por fin he acabado los exámenes y ya puedo escribirte!
¿Qué tal estás? ¿Qué es de tu vida? Casi ni me lo creía cuando me encontré el viernes pasado contigo. Más de una vez he estado en algún concierto en la iglesia de Nuestro Salvador, en el Albaicín, y siempre me ilusionaba pensar «¿Y si me encontrara a Xaro?» (vivías por allí cerca, ¿no?). ¡Y al final te vi donde y cuando menos esperaba! ¡Qué casualidad! La verdad es que casi creí que no eras tú, pero aun así probé: recordaba a una mujer altísima, pero claro, ahora comprendo que los recuerdos que tenía de ti eran de cuando yo era pequeño, y encima de todo era un chico muy bajito, así que me figuro que será por eso no vi a esa mujer ¡casi gigante! (pero muy cariñosa) que yo recordaba. Pero, como te dije, creo que no has cambiado nada, aunque hayan pasado siete años desde la última vez que te vi.
¿Sigues dado cases como hacías con nosotros? Creo que me dijiste que sí, ¿cierto? Sinceramente, me alegro mucho de que probaras con nosotros ese método, y es que creo que es genial: nunca tuve la sensación de estar estudiando como en las otras asignaturas, y sin embargo aprendí más que en ellas; y, sobre todo, aprendí a comunicarme, que (contigo me di cuenta) es entender y hacerse entender, y no saber muchas palabras, pues por mucho que ayuden, ellas solas no sirven. Precisamente porque tenía la sensación de poder decir casi cualquier cosa sabiendo muy poco (aunque en realidad no fuera capaz de decir «casi cualquier cosa») y porque continuamente nos hacías hacerlo mandando dos o incluso tres textos para casa cada día sobre cualquier tema de «actualidad» (que podía ser desde algo relevante del panorama político, hasta el cumpleaños de un compañero, la llegada de una nueva estación, o incluso el accidente que había tenido Castor con el coche [¿en un Volkswagen rojo? lo que es seguro es que el coche era rojo] cuando ibas con él, aunque nunca vi a Castor, ni había oído hablar de él, ni volví a oír hablar de él); pues bien, precisamente por ello me sentía atraído por aprender inglés: era una tierra nueva y enorme, pero me daba la sensación de que era una especie de tierra conocida, en la que no me sentía extraño.
Siete años hace ya… ojalá que en estos siete años hayas hecho sentir a centenares de niños el inglés como me lo hiciste sentir a mí.
Un abrazo enorme,
Francisco Javier.
No puedo parar de leer este apartado » Dime algo que me emocione», leo, releo y vuelvo a leer!!!!
Que mensajes y que grandes verdades, ojala todo@s l@s profes de inglés pensaran y actuaran de la misma manera!
Muchas gracias por el trabajo que haces y la dedicación
Ahora mismo estarás en Usurbil con Artigal y much@s profes más… mucha suerte!!!! Seguro que todo sale bien